En estas fechas navideñas todo el mundo hace resúmenes, listas y propósitos para el nuevo año. Esta es mi propuesta. Es modesta para que se pueda hacer fácil. Por eso no pido que nos bajen el IVA, que es el equivalente cultural de: «Este año voy a ir al gimnasio», que lo dice todo el mundo y al final se queda en una declaración de intenciones. Pero además de esa medida tan necesaria, se pueden/deben hacer otras cosas.
Para ser justos, he de decir que la mayoría de las ideas no son mías. Las he leído, oído o copiado de otros modelos. En cualquier caso necesitarían un consenso de la profesión. Así que a ver si poniendo algunas de ellas juntas, dan para un debate.
1.- Desgravación del consumo cultural. Que el ciudadano (palabra de moda) se desgrave un porcentaje de la entrada cada vez que participa de un acto cultural. Así se incentiva el consumo, y se aumentan los ingresos de los empresarios teatrales: compañías, empresarios de paredes… y se hace más fácil trabajar dignamente.
2.- Estímulo de los alquileres de uso cultural. ¿Qué pasaría si hubiera una agencia que promoviera el alquiler de espacios para uso cultural bonificando fiscalmente a sus propietarios o cubriendo una parte del alquiler? Los propietarios podrían cobrar el mismo importe pero no sería tan gravoso para los agentes culturales. Se favorecería el uso cultural de los espacios y la creación de un tejido empresarial en torno a la cultura en barrios.
3.- Una regulación, quiero. El establecimiento de un modelo de licencia para los teatros y salas que los conciba como aportaciones a la vida cultural de sus entornos y no como un centro de peligros potenciales. Sin desatender el bienestar de los ciudadanos pero sin imposiciones que los hagan inviables. No es lo mismo una macrodiscoteca que una sala de teatro.
4.- Un mapa cultural de la ciudad Igual que tenemos plano de transporte, que tengamos una aplicación geolocalizada para que el público pueda acceder a espacios culturales que desconoce en su entorno. Especialmente dedicada a turistas en busca de experiencas fuera de las guías y a desconocedores de los muchísimos tesoros culturales de una ciudad como Madrid: museos, salas off, experiencias gastronómicas…. Si encima tiene un servicio que te permita reservar, pues ni te cuento.
5.- ¿Cuánto cuesta mi entrada? Que se revise el sistema de invitaciones que supone un 16,8% de las entradas vendidas (Encuesta de hábitos culturales 2011) y entendamos todos que la cultura debe costar un dinero, porque cuesta un trabajo. Puede haber entradas profesionales a un precio simbólico, pero llenar los teatros de invitados gratuitos más allá del estreno no favorece la sostenibilidad del sector. Si lo gratis no se valora, ¿Qué valor le estamos diciendo a la gente que tiene lo que hacemos ?
6.- Unas políticas de público pensadas para el gran público Que una sala de 20 personas esté llena no debe ser la medida del éxito. La mayoría de los ciudadanos de Madrid no conoce la amplísima oferta cultural de su ciudad. Pongo 2 ejemplos de cómo se puede visibilizar un barrio o los espacios culturales de una ciudad/región/país, …
http://storywalker.es/
http://www.mytheatrematters.com/ el lema: Cuando los concejales estén pensando cómo repartir los presupuestos, necesitan saber cuánto valoramos el trabajo y la aportación a la comunidad de nuestros servicios culturales. Hazles saber que tu teatro importa!
Son maneras de involucrar a la comunidad en la vida cultural y hacerse presente en la toma de decisiones políticas, que nos afectan a todos y deberían tener en cuenta a todos.
7.- Unidad en el sector Más allá de las diferencias que podamos tener, debemos ir juntos a pelear por las cosas que nos importan a todos. Cerrar salas una a una es muy fácil si no existe un tejido que las ampare; un actor no puede defender sus derechos solo. En Barcelona han conseguido unirse todos. Sigamos su buen ejemplo.
8.- Modelos empresariales ajustados a la realidad La multiplicación de personas dedicadas a la actividad ha traído consigo el aumento de la precariedad. Necesitamos modelos que permitan el trabajo en condiciones si no dignas, al menos razonables: cobertura social, salarios,etc que permitan la sostenibilidad y eviten la autoexplotación actual. La promesa del Consejo de Cultura de Madrid de abrir una comisión que se encargue de revisar las estructuras y legislaciones vigentes con el objetivo de potenciar la creación contemporánea y garantizar los derechos laborales anima a la esperanza.
Hay más. Muchas más. Pero no quiero extenderme. Si os gustan, implementarlas. Si no, debatámoslas o proponed alternativas. Pero el año que viene tiene que ser mejor que este. La responsabilidad es nuestra.
Feliz Navidad