La crisis anterior trajo a la Cultura algunos mantras que han venido con la intranquilizadora idea de quedarse y de convertirse en lugares comunes que se dan por hechos sin basarse en reflexión alguna o, peor aún , basados en errores generalmente aceptados y que la costumbre ha convertido en incontrovertibles. Os propongo algunos
La cultura debe ser gratis Uno de los grandes mantras de un sector de la sociedad. La cultura debe ser accesible, lo cual no significa que deba ser gratis. La gratuidad hace que se perciba la cultura como algo de poco valor, por lo que no merece la pena pagar, y las personas que se dedican a ello deben conformarse con ese otro mito que es que como hacen lo que les gusta, ya deben sentirse pagados. Ni siquiera desde las posturas más a la izquierda se justifica este modo de pensar, como se puede leer aquí, Me gustaría saber qué efecto tiene sobre la percepción del valor de la cultura proyectos como las tarifas planas o el JOBO.
El teatro es caro El teatro no es caro. Hay muchas posibilidades de acceso más que asequibles. Lo cierto es que la gente paga por lo que quiere ver. El Rey León no es barato, y no ha tenido problemas para mantenerse en la Gran Vía. Y la gente sale encantada, lo mismo que sucede con el Circo del Sol o con muchos de los macroeventos culturales. Si la gente no viene a ver tu obra, es porque no le interesa, y eso tiene que ver con otros factores: falta de acceso a la publicidad, falta de exposición al riesgo, la cultura entendida sólo como entretenimiento, falta de calidad de la propuesta…. En la anterior crisis muchas salas optamos por bajar los precios entrando en una guerra que nos perjudicó a todos. A todos menos a las plataformas como Atrápalo, que generaron un nuevo tipo de espectador: El buscachollos, que busca lo barato, no lo bueno. Lo que pienso de Atrápalo lo puedes leer aquí . Continuar sosteniendo este mantra nos permite ocultar algunos de nuestros males antes señalados y refugiarnos en el malditismo antes que enfrentarnos a nuestros verdaderos problemas.
Ya no existe el IVA cultural Este mantra, políticamente interesado, fue ampliamente difundido por el Gobierno anterior, y este no ha hecho nada por mitigarlo. Lo cierto es que antes de la crisis, el IVA de la cultura estaba al 8%. En la crisis lo subieron al 21% y luego vendieron como rebaja lo que seguía siendo una subida del 25% (lo dejaron en el 10%) Por si fuera poco, esa rebaja se aplica al precio de las entradas, no a las contrataciones a caché, que siguen estando al 21%. Es un desahogo para cuando se va a riesgo, como sucede en el Off, pero no ayuda a la contratación a caché, que es la que favorece la sostenibilidad del sector.Por si fuera poco, la bajada del Iva al 10% fue acompañada de llamadas a la bajada de los precios, obviando que ya se habían bajado y que el sector asumió la subida del IVA sin subir el precio de las entradas para no perder público

Las salas no dan para que los actores cobren Esta, mi preferida, tiene truco. Porque lo cierto es que a las salas no les corresponde pagar a los actores. Son las compañías las que deben cumplir el convenio y proteger a sus trabajadores dándoles de alta en la SS. Yo contribuí en parte a la creación de este mantra, porque en mi sala ayudábamos a las compañías asegurando el salario a cambio de que los trabajadores estuvieran dados de alta. Pero nosotros no pagábamos a los actores. Eso era responsabilidad de la compañía. Además, mucha gente piensa que cerramos por eso, por asegurar el salario. Tampoco es cierto. Nuestros errores fueron otros, pero era muy conveniente pensar que fue por eso y así justificar que en otras salas las compañías no pagaran el convenio. Es cierto que habría que revisar el funcionamiento de las salas en muchos aspectos (reparto de porcentajes de taquilla, políticas de público, marketing y publicidad…) pero son las compañías las que deben asegurar el salario de sus trabajadores, y si en las salas pierden dinero, y no pueden pagar a sus trabajadores, es mejor que no vayan hasta que puedan asumir el riesgo. Pero eso se basa en otra mentira, que es la de que al empresario sólo le interesa el dinero y explota al trabajador, mientras el creador, como el buen salvaje, sólo busca el bien de la Cultura (sí, con mayúscula) y si no paga es porque no puede. Y así nos va.
En España se puede hacer una gira nacional. Falso. Se puede hacer una suma de bolos en circuitos autonómicos. La cultura del bolo es cara y no beneficia a nadie, pero se ha impuesto ante la práctica imposibilidad de asumir los riesgos de una contratación de los artistas más allá de la obra y servicio. No hay unidad en la documentación que tienes que presentar a cada red autonómica y los niveles de proteccionismo de muchas dificultan el libre acceso de los espectáculos (en alguna hasta te tienen que invitar, no puedes acceder libremente). Eso pone el sistema en manos de los intermediarios, que además no son percibidos como agentes culturales, sino como la pieza a abatir en busca del acceso al trabajo, porque fuera de los circuitos (incluido Platea) hace mucho frío, y lo cierto es que la primera víctima de las crisis suele ser la programación de riesgo.
Hasta aquí la primera edición. Teniendo en cuenta que toda generalización tiende a ser falsa, incluida esta, os invito a proponer vuestras mentiras escénicas preferidas. Yo ya tengo algunas como A mi público no le gustaría; hay que reinventarse; sin cabeza de cartel es imposible o los ensayos no se pagan; pero os invito a que me mandéis las vuestras para animar el debate. Prometo tenerlas en cuenta.
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Me voy a hacer fan de tu blog Javi. Bonito descubrimiento! Abrazos